
Rediseñar sin estrategia puede arruinar una marca consolidada
Al renovar su identidad, algunas marcas ganaron relevancia. Otras, en cambio, perdieron conexión y confianza con su audiencia.

En el mundo de la publicidad, el rediseño de una marca puede ser una jugada estratégica que renueva su posicionamiento o, por el contrario, una decisión precipitada que diluye su identidad. A continuación, analizamos tres casos exitosos y tres que terminaron siendo ejemplos de lo que no se debe hacer al cambiar la identidad corporativa.
Tres aciertos que consolidaron marcas
1. Dunkin’ (2018):
Al eliminar la palabra “Donuts” de su nombre, Dunkin’ se desligó de un producto asociado con hábitos poco saludables. Esta jugada le permitió comunicar una oferta más amplia, sin renunciar a los elementos visuales que le daban familiaridad a su identidad. El cambio fue bien recibido y permitió una expansión más coherente con las nuevas demandas del consumidor.
2. Instagram (2016):
Aunque su nuevo ícono causó sorpresa inicialmente, el rediseño visual de Instagram reflejó su transición de una app de filtros retro a una plataforma moderna centrada en contenido visual en tiempo real. Esta nueva imagen apoyó el lanzamiento de funciones clave como las historias, los videos en vivo y los filtros interactivos, consolidando su relevancia en el ecosistema digital.
3. Google Ads (2018):
El cambio de "Google Adwords" a "Google Ads" simplificó y actualizó el nombre de un servicio cuya oferta ya iba mucho más allá de los anuncios de texto. La nueva identidad eliminó confusiones y reforzó la integración con plataformas como YouTube y Google Play, alineándose con la estructura de Alphabet y su visión multiplataforma.
Tres errores que afectaron la percepción de marca
1. Tropicana (2009):
El rediseño del envase de Tropicana, que reemplazó la icónica naranja con pajita por un vaso genérico de jugo, provocó una caída del 20% en ventas en pocas semanas. Los consumidores no reconocieron el producto y la marca perdió visibilidad en anaqueles. La empresa tuvo que revertir el cambio rápidamente.
2. Gap (2010):
En un intento por modernizarse, Gap sustituyó su tradicional logotipo por uno minimalista que fue duramente criticado por carecer de personalidad. El rechazo fue tan inmediato que la compañía revirtió el cambio en solo seis días. El caso expuso los riesgos de rediseñar sin conectar con la identidad histórica de la marca ni con su audiencia.
3. Twitter/X (2023):
El cambio de nombre de Twitter a X y la transformación de su logo generaron confusión y rechazo entre usuarios. Para muchos, el nuevo nombre no tenía relación con la identidad construida durante años. El rediseño fue percibido como un intento forzado de reinvención que erosionó la conexión emocional que muchos tenían con la marca original.
Un rediseño va más allá de lo estético: debe tener fundamento estratégico, conectar con la audiencia y respetar la esencia de la marca. Cuando se hace bien, revitaliza; cuando se hace mal, desconecta. La clave está en no olvidar que cada elemento visual y verbal es una extensión del propósito de la empresa.
