
Jaguar atraviesa su peor crisis de marca tras desplome de ventas
La histórica firma británica sufre una caída del 98 % en sus ventas, mientras su nueva estrategia de marketing y reposicionamiento eléctrico genera controversia y confusión.

Jaguar enfrenta una de las crisis más profundas de su historia reciente: sus ventas se desplomaron un 98 % en mayo de 2025 en comparación con el mismo mes del año anterior, al colocar apenas 49 unidades en el mercado europeo. Esta caída coincide con el lanzamiento de una polémica campaña publicitaria, titulada Copy Nothing, enmarcada en su transformación hacia una marca de autos eléctricos. La estrategia, centrada en colaboraciones artísticas y mensajes alejados del desempeño automotriz, ha sido duramente criticada, incluso por figuras como Elon Musk, y ha dejado dudas sobre el rumbo de la marca.
Durante los últimos años, Jaguar ha perdido identidad frente a competidores más definidos. En su intento por conquistar el segmento premium, se alejó del lujo clásico que la caracterizaba, sin poder posicionarse como una opción suficientemente innovadora. Además, la falta de lanzamientos relevantes y el rezago en ingeniería minaron su atractivo. Hoy, sus SUV compiten con Land Rover, su marca hermana, y sus campañas parecen no tener claro a quién se dirigen. El reciente rediseño de su logo, eliminando el icónico felino, refuerza la idea de una marca que ha perdido el norte.
Esta crisis actual contrasta con la rica trayectoria de Jaguar, que comenzó en 1922 como una pequeña empresa de sidecars fundada por William Lyons. Con los años, evolucionó hacia la fabricación de carrocerías y posteriormente a automóviles deportivos con diseños elegantes y precios competitivos. Su modelo SS Jaguar marcó un hito en los años treinta, y tras la Segunda Guerra Mundial, la compañía tomó definitivamente el nombre de Jaguar, alejándose de cualquier vínculo con las siglas nazis.
La marca vivió su mayor esplendor entre los años cuarenta y sesenta. Modelos como el XK 120 y, sobre todo, el E-Type de 1961, se volvieron íconos del automovilismo por su potencia, estilo y accesibilidad. Sin embargo, la nacionalización de la industria automotriz británica en los años setenta y la posterior falta de inversión impactaron negativamente su desarrollo. Solo tras su privatización en 1984, bajo el liderazgo de John Egan, logró recuperar rentabilidad, aunque a un alto costo laboral.
Finalmente, la adquisición por parte de Ford en 1990 marcó una nueva etapa de producción conjunta con Land Rover. A pesar de nuevos lanzamientos, la marca nunca logró recobrar el prestigio de antaño. Hoy, frente a un mercado en transformación y con un nuevo intento de reposicionamiento enfocado en lo eléctrico, Jaguar parece haber olvidado el valor que alguna vez representó: lujo clásico, ingeniería destacada y una identidad clara.
